Por Ana Paula Carbonell
El Jimmy pasó un periodo de su vida vendiendo drogas; el último año lo vivió como sicario. Además de dedicarse a la delincuencia, él era padre, tío, hermano, hijo. Luego murió. En Comala, el primer largometraje documental del joven director Gian Cassini, su hijo, se muestra cómo era, a través de relatos y recuerdos de su familia.
Comala es una película que habla sobre la complejidad de las relaciones familiares, de cómo un hecho o una persona puede tener efectos parecidos a cuando se tira una piedra al agua: deja ecos en la superficie. Explora el proceso de sanar las heridas escondidas en la familia, los sucesos que todo el mundo sabe pero de los que nadie habla.
Con Gian como protagonista y director de la película, Comala lleva al espectador en un viaje por varios estados de México para tratar de reconstruir la imagen de su papá: el Jimmy a través de las perspectivas encontradas de su mamá, su abuela, su abuelo (con el que antes no tenía relación) y sus medio hermanos. El Jimmy se vuelve un mosaico de anécdotas y recuerdos, además de cicatrices en las personas que sufrieron por estar cerca de él: fue un padre ausente no solo para Gian, sino también para sus medios hermanos.

El título hace referencia a la novela de Juan Rulfo, Pedro Páramo. “Cuando hice este trayecto estaba releyendo el libro y me sorprendió lo mucho que me veía en la historia. De regresar al pasado para comprender quién eres hoy. Me recordó la forma en la que el arte te puede inspirar a crear algo nuevo”.
Una película íntima, cruda, que se siente como la entrada de un diario o algo que le contarías a tu psicóloga. Al preguntarle cómo se sintió compartir una parte tan privada de tu vida para hacerla pública, Gian dijo: “Creo que en ese sentido yo nunca he sido una persona cerrada, por eso no me molestó compartir esta historia. Aparte de que estaba muy seguro de por qué la quería compartir, quería que las personas pudieran relacionarse. No es como que todos tengan un papá sicario, pero todos tenemos ciertas situaciones en nuestra familia que nos marcan. Puede ser un momento de reflexión personal”.
Cassini tardó nueve años en producir su primer documental. Con un grupo muy pequeño de producción (no más de tres personas), reconstruyó una parte de su familia que, aunque no deja de doler, sirvió para comprenderla mejor. La historia muestra distintas facetas de la experiencia familiar mexicana: las paternidades ausentes que surgen en matriarcados, los efectos del crímen organizado, cómo cada persona vive la misma circunstancia de formas distintas.
