
Por: Juan Raúl Casal
Las civetas hacen caca, un trabajador recoge las partes buenas, luego las vende como el café más caro del mundo: Kopi Luwak. Este estilo de café proveniente de Indonesia se distingue en muchos lugares por su sabor; también porque un animalito cagó los granos que alguien va a moler y beber antes de irse a trabajar.
Kopi luwak significa café de civeta, no hay nada de poético en el nombre, esta bebida es suya por derecho escatológico. Este mamífero endémico de Indonesia escoge los frutos más dulces de la planta del café, se los come y en su caca quedan los granos enteros. De ahí en adelante se lleva a cabo el proceso de secado, molido y tueste. Compramos la mierda que nos venden.
Las semillas conservan su forma original a través del tracto digestivo de la civeta porque su estómago no está diseñado para digerirlas. Cuando los granos de café entran en contacto con sus enzimas digestivas pierden toda su acidez. “El café en realidad es una fruta, por eso es natural que tenga algo de acidez, como un cítrico o una piña”, explica Alejandra Rodríguez, propietaria y barista de Brew Lab Café, ubicado en la colonia Jardines del Sol.

Un café sin la parte ácida se queda solo con sus sabores dulces y en este caso con la anécdota de su origen fecal. El Kopi Luwak es muy caro, en una cafetería especializada una taza puede costar hasta 40 dólares; en Guadalajara se puede conseguir en Chedraui Select a 880 pesos la cajita con 100 gramos; o en Mercado libre y Amazon donde el mismo recipiente de 100 gramos cuesta 990 pesos. Ésta es la mierda más cara del mundo.
Es tan caro porque se consigue poco en cada cosecha, las civetas son muy selectivas con los frutos que se comen, si no es muy dulce, estos mamíferos pasan al siguiente. “Lo malo de esto es que ahorita, como todos los procesos comercializados, ya no pasa en lo salvaje. Encierran a los animalitos y los alimentan de pura cereza del café”, continua Alejandra mientras las cafeteras suenan en el fondo.
Como casi todos los productos caros a la venta en supermercados y en línea, el Kopi Luwak viene con su dosis de maltrato. Puede parecerle lejano a alguien se lo bebe en una cafetería exclusiva, pero al igual que su origen en mierda, la explotación animal no puede ser ignorada. La historia de este café es una fuera de lo común, debe de ser escuchada antes de probar la primera taza.

¿Vale la pena gastar casi mil pesos en 100 gramos de Kopi Luwak? Ricardo Méndez dice que no, él es copropietario y barista de Brew lab Café. “La selección de granos está bien, pero como se ha convertido en algo tan popular, las marcas que lo compran lo hacen tan comercial que lo terminan desbaratando. Yo se lo atribuyo al tueste, lo queman demás y sabe a ceniza o a llanta quemada”, afirma Ricardo.
Como no todos tenemos el paladar tan desarrollado como Ale y Ricardo, lo más probable es que el Kopi Luwak le sepa tostado con notas dulces a alguien que no sea un catador entrenado. En ese caso sería mejor gastar en un café más barato, pero ninguno va a tener la historia tan peculiar como el que sale de la popó de civeta. Si el sabor es decepcionante, los chistes de caca no lo serán.
Es indiscutible que el relato de las civetas y su mierda le ha ayudado a este café a tener el estatus del que goza hoy en día. Lo cual no es malo del todo, puede que escuchar de una bebida tan exótica y cara sea el empujón que necesita un tomador de café instantáneo para probar una taza que no esté hirviente y sepa a llanta quemada.
Para omnívoros

Brew Lab Café se ubica en calle Quetzalcóatl 408, colonia Jardines del Sol, Zapopan. Ahí Ale y Ricardo te ayudarán a escoger la taza de café indicada para tus gustos o te servirán una sonrientes y sin hacer muchas preguntas.