Fragmento es un proyecto que quiere generar conversaciones inmediatas en la calle. Para eso las creadoras hicieron lo que por años omitió: recurrir a mujeres que han pensado en las formas de la dignidad, lo colectivo y la resistencia.
Si algunos aún piensan que la calle no es lugar para las mujeres, Mayte, Georgina y Eloisa han tomado paredes para demostrar que están equivocados. Entre las tres crearon Fragmento, La Palabra Importa (Fragmento para más corto), un proyecto de divulgación a través de murales pintados en los espacios públicos de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
A las creadoras las une el sueño de una ciudad con más apertura para hablar y actuar contra la desigualdad. Saben que hay mujeres han pensado en maneras para hacerlo, pero no tienen el reconocimiento que deberían. Por eso ellas –escritoras, académicas, periodistas y activistas– son el centro de lo que han pintado en la calle.
Los 10 murales que las integrantes de Fragmento hicieron entre enero y mayo de 2021 hablan sobre anticapitalismo, antirracismo y feminismo. Los detalles sobre ello los cuenta Mayte Aguilar, comunicóloga encargada de gestionar el proyecto y extraer las frases de las autoras elegidas.
Ximena: ¿Qué mensajes querían compartir y plasmar en los muros?
Mayte: Fragmento es un intento de rescatar frases de autoras, escritoras y activistas que han dicho cosas importantes. Son mujeres porque en redes sociales hay puros vatos, sus frases están por toda la red reproduciéndose.
Las autoras a las que elegimos son banda que ha estudiado mucho, saben chingos, pero a comparación de los autores hombres la difusión que tienen sus obras es absurda. De repente un vato dice lo que Silvia Federici lleva diciendo 30 años y todos dicen “Ahhh, descubrió el hilo negro”.
Para nosotras es importante visibilizar el trabajo de mujeres que están haciendo cosas muy chidas y que a nosotras (las creadoras) nos han ayudado a entender nuestro mundo.
Ustedes también pudieron limitar su proyecto a algunos posts en su cuenta de Instagram. ¿Por qué prefirieron llevarlo a las calles?
Creemos que el conocimiento muchas veces solo pasa por la academia. Queríamos sacarlo de ahí y ponerlo más al alcance, en la calle, que además está subvalorada. Muchos piensan que en la calle no pasan estas conversaciones sobre anticapitalismo, antirracismo y feminismo. Y claro que están ahí, hay gente defendiendo los barrios y poniendo el cuerpo.
Yo me acuerdo mucho cuando era niña que veía frasecitas escritas en la calle y me quedaba pensando mucho en ellas. Justamente en Fragmento tenemos la súper inquietud sobre qué tipos de mensajes se reproducen en las calles, porque al ponerlos en el espacio público la conversación es inmediata.
Cuando estábamos haciendo los murales las personas se aceraban a decir “no yo no pienso eso”, o “eso no está tan chido”, o preguntaban qué significaban.
Mural

Mural a la periodista Celia Guerrero entre las calles Mezquitán y Herrera y Cairo de Guadalajara
¿Y por qué es importante hablar del lenguaje, la desigualdad, lo colectivo y los otros temas de los murales?
Es una postura política de nosotras las creadoras. Creemos que hablar de eso podría mover las cosas hacia otra dirección. Hacer los murales con esas frases es una apuesta por la ciudad que soñamos, una ciudad en la que haya más apertura. Sí creemos que en Guadalajara hay un clasismo aceptado, muy normalizado, y que se habla poquísimo de racismo.
Los mensajes son los que creemos que está chido reproducir, no para crear una forma de pensar, sino para que se abran muchas formas de pensar con relación a estos temas, porque en las redes sociales o en la academia también está muy cuidado hacia dónde se mueve la intención del arte. En la calle se diversifican mucho más los mensajes.
La calle también les permite diversificar su público ¿no?
Sí. Las redes sociales tienen un algoritmo que hace que cada persona vea solo lo que quiere ver. Que las frases estén ahí es abrir otras redes (en el plano físico) que a lo mejor un algoritmo no te permitiría explorar.
¿Dónde están los murales?
En 5 barrios de la ciudad. Decidimos hacer varios en Santa Tere y el Centro por el impacto que podían tener, por la cantidad de la gente que pasa por ahí.
Otras dos colonias las elegimos por lo que representan para nosotras. Quisimos llevar los murales a donde nosotras crecimos, donde está nuestra gente: el Cerro del Cuatro, Mexicaltzingo y Santa Elena Alcalde.
En Mexicaltzingo, que es el último lugar, conocemos la lucha de la gente y queríamos un mural hablara de eso. Entonces recurrimos a una frase de Yásnaya Aguilar para representar todo el trabajo de los vecinos.

Mural a la lingüista y escritora Yásnaya Aguilar en el Mercado Mexicaltzingo
Los murales no se ven como los dejaron ustedes. ¿Qué sienten sobre eso?
Mutaron súper rápido, pero es parte de cómo se van trasladando los mensajes en la calle, de cómo las personas los toman y crean otras cosas.
Casi todos los murales están grafiteados o con las imágenes de las autoras arrancadas, pero la esencia permanece porque las frases siguen viéndose. Está bastante interesante.
El mural de Nadia Ñuu Savi en Santa Elena les urgía rayarlo desde que lo estábamos haciendo. Y está padre, no es queja, pero sí es rara la confrontación para nosotras. Sabemos que las paredes no solo nos pertenecen a una, entonces está chido el proceso de soltar.
Tal vez los retratos de las mujeres fueron muy confrontativos para algunos ¿eso no fue un problema desde el inicio?
Conseguir las paredes sí fue difícil para empezar. Una cosa es poner un mural visual porque el arte visual puede significar muchas cosas. Al poner las frases sí cerrábamos un poquito el
significado del mural. Era complejo porque a veces las personas nos decían, “no, no me quiero meter en problemas con los vecinos por una frase feminista”.
Algunas frases sí son un poco controversiales, pero es porque nos gusta esta provocación. Creemos que hace mucha falta entre nosotros provocarnos para sacar otras ideas.