Ciudadanías

Sostener sus derechos desde las aulas

Lourdes ha trabajado como psicóloga escolar en distintas secundarias y forma parte de la Red de Maestras Feministas, un grupo de docentes de todos los niveles educativos que busca crear un espacio seguro para compartir experiencias y estrategias de trabajo desde un enfoque feminista.  

En su trabajo le asignan “niñes problema” para ser diagnosticades, la docente menciona que la línea de psicología dentro de la Secretaría de Educación Jalisco tiene una premisa que estigmatiza, diagnostica y medica.  

A pesar de esto, Lourdes centra su trabajo en el acompañamiento y la escucha: “Mi premisa es diferente, trato de hacer un trabajo más centrado en escuchar las problemáticas… ha sido muy interesante porque a partir de plantear abordajes feministas ellos y ellas empiezan a cuestionarse sus propias prácticas”, agrega.  

Aunque en general, las adolescentes suelen ser las que más se acercan al área de orientación, entre los estudiantes hombres también se han formado colectivos que abordan problemáticas de violencia de género.  

Actualmente, la docente trabaja en varias secundarias y con todos los grados: “me he movido justo por la violencia que hay… yo lo llamo desplazamiento escolar. Te lo voy a decir, la Secretaría de Educación es una institución altamente tradicionalista, patriarcal y violenta. Machista. Eso no quiere decir que no tenga compañeras que se unan o que estén formando resistencias, compañeros y hasta directores. Pero la verdad es que en mi experiencia es el menor de los casos. Con lo que me topo es con mucha ignorancia, con mucho prejuicio”.  

Gabriela Valadez es maestra de bachillerato, antes impartía la materia de sexualidad humana y hoy se encarga de la unidad de aprendizajes con perspectiva de género, establecida apenas este semestre. Para ello se ha capacitado en perspectiva de género, nuevas masculinidades, hostigamiento y acoso, tipos de feminismos, entre otros temas. 

Menciona que les jóvenes de bachillerato siguen llegando con carencias muy evidentes, “sobre todo en cómo aplicar este tipo de conocimientos al enfrentarse a una realidad. Teóricamente los muchachos saben qué es un pene y una vagina y un condón, lo complicado es el uso que le dan a la información y cómo lo comunican entre ellos”.  

Además, agrega que los núcleos familiares tampoco suelen ser lugar seguro para tocar estos temas tabúes: “los muchachos siguen platicando que a mamá o papá no les gustan estos temas, si mencionan algo al respecto en casa hay que cambiar de tema y hay regaño.  Nos cuesta romper con que la sexualidad es mala o el placer es pecado. Lo notas en la vergüenza que les da opinar”, comenta la docente.  

A partir de estas problemáticas, la profesora ha implementado estrategias en al aula para convertirla en un lugar donde les jóvenes puedan expresar sus dudas, pues considera que su rol como docente es vital para generar un espacio seguro: “una docente con empatía abre un canal de diálogo y les hace saber que no estoy aquí para juzgar o invalidar, además, un encuadre bien establecido y claro sobre la dinámica propicia y necesaria en el salón permite ir generando estrategias, apertura al diálogo y canales de comunicación. Cero tolerancia a las burlas o a las faltas de respeto. Todo punto de vista y postura personal tiene que ser respetada”.  

Miroslava Esparza lleva más de 20 años en la docencia. Actualmente, trabaja como maestra de una secundaria y lleva cuatro años como directora en la Secundaria Foránea 61 de la localidad de Buenavista, en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco: “Es una comunidad pequeña, muy arraigada en sus costumbres y tradiciones, pero muy afable. No es un contexto violento o problemático…desde que tomé posesión del cargo he notado muy poco esa resistencia”.  

Incluso con los grupos de la comunidad cuyas creencias religiosas presentan mayor resistencia a que sus hijos conozcan de estos temas, ha habido apertura al diálogo; “ellos han hecho sentir su postura y nosotros la respetamos”. En general “ha habido buena respuesta de la comunidad. No he notado, como en otros contextos o trabajos que he tenido, esa negación ante tocar algún tema sensible”. 

La directora identifica que el alumnado, por su contexto, no tiene tanto acceso a internet u otras fuentes de información. Entonces, cuando llegan a clase de biología, el tema de sexualidad es un tabú. Pero aclara que, gracias a la dinámica establecida por los profesores, se ha logrado generar una mayor apertura. 

En la secundaria habilitaron un correo electrónico para recibir las dudas e inquietudes de les estudiantes, aunque han recibido poca respuesta: “La situación de la pandemia nos atrasó mucho en esta parte, apenas estamos volviendo a reactivar. Detrás de la pantalla es más complicado que los alumnos se animen a preguntar sus dudas e inquietudes”. 

En cuanto a la posibilidad de que las instancias estatales den seguimiento a estas cuestiones en las escuelas, Miroslava considera que, “si se va a traducir en burocracia sin sentido e informes excesivos, no sería de utilidad. Lo más valioso sería tener un acompañamiento, más que un seguimiento, para saber que las decisiones se van tomando en la dirección correcta, o en el cómo abordar un tema”.  

Miroslava considera que las instancias de educación pública realizan una buena labor de difusión de materiales y eventos de capacitación para personal educativo; a pesar de ello, aún existe desconocimiento sobre estos recursos: “La información y los materiales sí existen, la cuestión es la resistencia a compartir la información por parte de algunos actores en el sector educativo.  Es parte de la responsabilidad de cada maestro echar mano de esos recursos y fortalecer su propia capacitación. Desde la labor de dirección podemos gestionar y solicitar no sólo a secretaría de educación, sino también a otras instancias, que nos capaciten. Por ejemplo, el DIF y otros organismos imparten charlas. La cuestión es moverse como docente, directivo o escuela, para que esas capacitaciones lleguen a las instituciones. Es ejercer el derecho al acceso a la información”. 

El psicoterapeuta Gestalt y ex docente, Rodrigo de la Torre, considera que necesita haber un proceso más integral sobre el autoconocimiento y planeación de vida, y que la ES debe abordarse desde distintas aristas, en su caso, desde la realidad de un colegio católico marista en Zapopan “estaba la necesidad de una visión más completa y holística de lo que somos y necesitamos, y de cómo eso repercute en la planeación de vida”.  

Agrega que, cuando empezó a trabajar como profesor la materia de ES no existía como tal: “no estaba en el proyecto pero poco a poco va surgiendo. Integrar el tema de educación en la sexualidad dentro de la materia de orientación vocacional se convirtió en proceso de casi un semestre”. 

Para hacerlo, el docente tomó en cuenta tres líneas de trabajo: lo académico, los padres y el interés de los muchachos. “Hay que entender la necesidad de acompañamiento que tienen los papás, entonces empecé a gestionar talleres no obligatorios sobre acompañamiento en la sexualidad. Los papás que más se interesaban eran los que tienen hijos que no entran en el modelo de personas cisgénero” 

Menciona que tuvo oportunidad de reformar los contenidos y los abordajes sobre sexualidad, “me dieron libertad de cátedra para ir haciendo del programa lo que yo quisiera”, pero reconoce que hubo conflicto con algunos docentes, “la gente con la que tuve bronca tenía una formación de una religiosidad más dogmática”.  

En cambio, el profesor reconoce que los padres y madres de familia confían en su acompañamiento pues lo conocen de otros espacios escolares, “eso, o no intervienen por miedo o vergüenza”, agrega.  

Las materias que impartía el docente son optativas, no curriculares, y cada escuela decide si implementarlas o no, “en las que se toca el tema, todo se centra en ETS, reproducción y si bien le va al programa, afectividad. No abordan la integralidad de la ES”. 

Paola Urzua, maestra a nivel secundaria de inglés y de talleres socioemocionales, coincide con Rodrigo de la Torre, “la educación sexual es inexistente, se aborda lo biológico en primero, y en segundo se abordan las ETS y los riesgos del embarazo adolescente, esto no es integral”.  

La docente está tomando un diplomado en intervención sexológica que pretende integrar en la escuela “la idea es que yo presente un taller de ES tanto a padres de familia como a adolescentes”. Reconoce que el tabú sobre sexualidad no se limita a los espacios educativos o públicos, sino que permea en los hogares, “los alumnos tienen curiosidad, pero sé que muchos papás tienden a ser muy cerrados, sobre todo por lo que platican los alumnos”. 

Los planes y programas de estudio de la secundaria donde trabaja provienen de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ), pero ella los recibe del Departamento de Calidad e Innovación Educativa, pues no hay en estas instituciones un área específica para la ESI: “hace falta que desde la SEP y la SEJ se quiten esos tabús e ideas para empezar a hacer un cambio sustancial y de lleno en las escuelas”. 

Uno de los riesgos de que las instancias encargadas de brindar la ESI no implementen de manera transversal los derechos sexuales y reproductivos de les niñes y adolescentes es que se crean vacíos donde los llamados grupos antiderechos buscan imponer una visión para contraponerse a lo que han denominado “el riesgo de la ideología de género”. 

La persistencia antiderechos 

A Leilani, de 16 años, no le enseñaron sobre la diversidad de orientaciones sexuales, ella pertenece a la comunidad LGBTTTIQ y le hubiera gustado aprender cómo cuidarse en encuentros sexuales entre mujeres.  

En casa tampoco era buen lugar para expresar estas preguntas: “mi mamá es penosa porque mi abuelita es así…o sea viene de una familia muy conservadora, como mucho a la antigüita. Cuando salí el proceso fue algo muy difícil de asimilar y entender”, agrega.  

Estas posturas evasivas ante temas de diversidad van más allá de la familia de Leilani, como explica la doctora en ciencias sociales y especialista en temas de sexualidad, María Martha Collignon, “la situación que vivimos de tensiones, pugnas o frenos frente a algunas iniciativas en términos de educación sexual en el Estado no responde a actores individuales, en términos de sociedad heredamos un modelo con una matriz muy institucionalizada, heteronormativa y monogámica”.  

Es decir, en Jalisco y otros estados, la norma es no ejercer la sexualidad hasta cumplir con ciertas expectativas sociales, como estar en un matrimonio católico, monógamo y con propósitos reproductivos. Collignon explica que las personas que no cumplen con estas normas son violentadas, por ejemplo, mediante discursos como el de la  “ideología de género”, un término despectivo construido por los grupos antiderechos para invisibilizar la diversidad sexual. 

En 2019, Luis Raúl González Pérez, presidente nacional de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), expresó su preocupación por cómo el uso del término descalifica los derechos humanos, en especial los vinculados con la igualdad y la no discriminación. 

El modelo de sociedad impuesto parte de valores católicos, desde los que se juzgan propuestas para avanzar en cuestión de derechos humanos. Un ejemplo claro de este tipo de freno es la iniciativa del Pin Parental surgida en el partido conservador español VOX, y traída a México por los partidos PAN y PES.  

En Jalisco, la impulsaron grupos como Valora, Conciencia en los Medios A.C; la Coordinación de la Dimensión de Familias de la Arquidiócesis de Guadalajara, el Consejo de Padres Objetores de Conciencia y el Frente Nacional por la Familia.  

En 2020, la CNDH emitió un llamado a los poderes legislativos del país a proteger los derechos de la niñez y las adolescencias frente a las iniciativas de incluir esta propuesta en sus leyes estatales.  

El organismo advirtió que, si bien, los padres tienen derecho a educar a sus hijas, hijos e hijes bajo sus convicciones, estás deben priorizar el ejercicio de los derechos humanos, como lo es el acceso a información plural sobre cualquier tema.  

Para María Martha Collignon, el problema no son las convicciones religiosas de las personas, sino que el Estado claudique en sus decisiones y acciones ante estos intereses particulares. De acuerdo con la especialista, Jalisco tiene una larga historia de choques entre grupos sociales mediados por el Estado, lo cual se describe en el siguiente video: 

La académica del ITESO agrega que el Pin Parental pretende colocar a la familia frente al Estado, para determinarla como actor clave de la Educación Sexual. Sobre el tema es importante señalar que la iniciativa del Pin Parental no ha sido totalmente desechada, pues en el Congreso de Jalisco, ésta aún aparece como parte de la agenda legislativa del  PAN. 

Isabella Jiménez Robles
Estudiante de la Licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública.

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